Las dulces pesadillas

Respira, respira... He mirado a mi alrededor, estaba en mi cama, el escritorio revuelto, con 3 latas de coca cola, apuntes y la ropa en el suelo. Mi móvil marcaba las 6:45 a.m. Solo estaba soñando... solo era eso. Pero, había sido tan real.
Estaba en facultad, el hall era más amplio de lo que es, la luz no llegaba apenas donde estaba. Mi hermana estaba junto a mí, estábamos sentadas en un banco de madera, con las cabezas apoyadas en una ciclópea columna. En ese momento escuchábamos voces que provenían de la entrada, eran ellos, yo les veía... pero ellos a mi no.
De repente él se separo del grupo, rodeo la columna y se acerco lentamente. Llamo a mi hermana, con la un gesto, ella se giro con una amplia sonrisa y le saludo efusivamente, a mí en cambio no me miro. Un segundo después, noto una mano en mi espalda, estaba detrás de mí... Hola... espero que no te molestara lo del otro día, me dijo. Yo le conteste: no, claro que no. Cerré los ojos y sentí su aroma más cercano, sus labios jugosos sobre los mí, su lengua rozando la mía, su mano sobre mi cara.... Y sentí que no tenía aire, mis pulmones estaban vacíos, golpee el suelo con mis pies y me cogí con las dos manos el cuello, cerré y abrí los ojos, sin parar... hasta que los abrí de verdad, y me dije.... respira, respira, ya vale... solo era un sueño.