Ayer mientras viejas fotos se paseaban cerca, caí en la cuenta.... Y rescatando un texto ya en desuso, escribo este breve epitafio de unos días ya lejanos…
“(…) Y lo peor de todo es que a la vez que olvido todo lo bueno que pase, también olvido en mayor medida lo malo. Eso es lo peor de todo por que distorsiona mi pasado dentro de mi cabeza y me llena de dudas.
Veo aquellos días como una historia que alguien me contó, donde la protagonista ni por asomo soy yo (…)”
Y sostengo una duda inmortal ¿por qué no tenemos fotos que nos reflejen tristes, o en lugares diarios y sin sabor? Todos nos fotografiamos en momentos y lugares especiales, creando con ello un pasado ficticio que no refleja la realidad pretérita.
Así cuando pasan los años vemos esas imágenes, y nos encontramos con grandes sonrisas, bellas compañías y lugares llenos de recuerdos felices. No queremos mentiras y en cambio somos nosotros mismos los que diseñamos la gran mentira de un pasado perfecto.
