Se acopian en el calendario de nuevo días de cálidos, los mismos que llevan a mis dedos la esencia de la piel que no roce.
Enterraré esta angustia que conduce al pecado, obligándome a olvidar que busco tu aroma en cada rincón de esta estúpida ciudad...
Enterraré esta angustia que conduce al pecado, obligándome a olvidar que busco tu aroma en cada rincón de esta estúpida ciudad...
1 comentario:
Pues no la entierres... :P
No puede ser tan malo como piensas, nunca lo es.
Un beso y ya iba siendo hora de romper tu silencio, ¿no? ;)
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